NUEVA NORMALIDAD, NUEVOS COMPORTAMIENTOS
- redambientalglobal
- Jul 11, 2020
- 4 min read
Lic. Diana Castillo Canales

Más de seis meses han pasado desde que el mundo recibió la noticia de que un nuevo virus había llegado, con la naturaleza de desequilibrar la vida a la que todos habíamos estado acostumbrados. La COVID-19, había llegado para quedarse.
En el Perú, hemos venido manejando esta situación ya hace más de 120 días. Entre aciertos y fallas, al día de hoy, en varios departamentos del país, ya tenemos la oportunidad de poder salir a las calles, visitar centros comerciales, ingresar a restaurantes, hacer deporte al aire libre, etc. Si bien esto nos podría dar un respiro con respecto al confinamiento y la sensación de encierro por la que atravesamos por casi tres meses, este nuevo poder que se nos ha brindado, nos genera también una gran responsabilidad.
El ser humano, por naturaleza, tiende a economizar todo los recursos con los que cuenta. En tal sentido, Pinto et. al (2014), indica que la economía del comportamiento nos brinda un marco descriptivo para explicar la toma de decisiones que le maximizan el ahorro de energía (a nivel físico o cognitivo). Alimentada de la investigación psicológica, se han encontrado dos sistemas por medio de los cuales el ser humano tiende a tomar decisiones.
El primero es intuitivo y automático, mientras que el segundo es reflexivo y racional. Si bien el primer sistema permite obtener buenas decisiones, puede conducir a errores sistemáticos (cómo realizar compras innecesarias de los productos del estante al costado de las cajas, cuando se va a realizar el pago en los supermercados).
En segundo lugar y por otro lado, también sucede que se reflexiona sobre la decisión pero finalmente ésta no se lleva a cabo, no logrando los resultados deseados (cómo cuando se analiza el hacer deporte y se realiza la inscripción en el gimnasio pero no se asiste a las clases planificadas ya que el primer sistema –automático- es el que empieza a primar).
Así, la economía del comportamiento analiza los sesgos cognitivos en el marco de la toma de decisiones. De tal manera que puede ayudar a planificar intervenciones exitosas y aprovechar los sesgos inconscientes para incitar comportamientos saludables.
Cabe resaltar que, para esto, se deben tomar en cuenta las 3 categorías de las desviaciones de la racionalidad o también entendido como de la toma de decisiones.
La racionalidad limitada: Comprende errores sistemáticos cuando se usa el sistema automático al querer seleccionar el comportamiento óptimo. Se cuenta con la información sobre las opciones y sus consecuencias pero no se lograr tomar una decisión racional (comprar los productos más a la mano en lugar de otros – que podrían ser de mejor calidad- pero que están en estantes más adentro del supermercado).
La fuerza de voluntad limitada: Se visualiza cuando el sistema reflexivo llega a seleccionar el comportamiento óptimo pero no llega a cumplir su decisión. Sucede normalmente cuando la decisión y la acción no se dan al mismo tiempo.
Egoísmo limitado: Cuando las decisiones y acciones planificadas se ven afectadas por lo que los demás piensen (efecto de pares).
No obstante, para aplacarlas existen técnicas como de encuadre, los contratos de compromiso e incentivos sociales, entre otros.
De qué manera la economía del comportamiento podría generar beneficios en el sector salud y ayudar en la intervención de profesionales en este rubro. Veámoslo a continuación.
Reconocer la importancia de enviar mensajes efectivos a la población, se ha convertido en un sistema elemental para conducir esta nueva normalidad.
A continuación, listaremos una serie de herramientas estratégicas, en base al Martinez, Rojas y Scartascini (2020), podríamos aplicar al interior de las organizaciones y generar mensajes efectivos para el cambio comportamental.
Encuadre: Prominencia de la acción deseada
Debemos considerar indicar con claridad el comportamiento esperado, lo que nos llevará a reducir el costo cognitivo de quien lo recibe y por ende, favorecer el cumplimiento de un comportamiento específico.

Fuente: Martinez, Rojas y Scartascini (2020)
Establecer recordatorios
En todos los espacios abiertos ya se hace uso de diferentes elementos visuales, por ejemplo, incorporar marcas en el piso indicando los espacios adecuados de distanciamiento social a través de círculos pintados.
Opción predeterminada
Implica hacer uso de un solo mensaje de manera concreta y simple. Por ejemplo la frase de #PrimeroMiSalud o #Quédate en casa que los medios de comunicación y los operadores están utilizando, son elementos importantes y subliminales que nos ayudan a ir aprendiendo a actuar en esta nueva convivencia. Además, permite contar con solo un mensaje el cual se repetirá, en lugar de brindar una lista de opciones que llevaría a realizar un esfuerzo cognitivo entre una serie de opciones que se nos podrán ocurrir.
Efecto de pares e incentivos sociales
Si bien los pares pueden tener un efecto negativo en el comportamiento, también puede suceder todo lo contrario. Por ello, los incentivos sociales pueden estimular el desarrollo de comportamientos específicos. Mantener a la población consciente de cómo tener un estilo de vida higiénico y saludable en esta coyuntura, pueden alentar a que otras personas repliquen las acciones positivas que realizan.
Así, estas son solo algunas de las estrategias que se han venido utilizando a nivel país, pero que son totalmente replicables al interior de las organizaciones. El análisis de la economía del comportamiento aporta para la prevención, promoción y contención de enfermedades, y que con ello, nos permite adaptar eficientemente a esta nueva realidad.
La clave, es brindar información clara y que confiera el menor esfuerzo para que de esta manera cale mejor en la cognición y el comportamiento de nuestro público; y con ello, apoyemos en el desarrollo de esta nueva normalidad y nuevos comportamientos.
Bibliografía:
Martinez, Rojas y Scartascini (2020). La economía del comportamiento puede ayudar a combatir el coronavirus. Banco Interamericano de Desarrollo.
Pinto et al. (2014). Empujoncitos sutiles: el uso de la economía del comportamiento en el diseño de proyectos de salud. Banco Interamericano de Desarrollo.
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